En la siguiente justa mundialista consiguió formar parte del plante que ganó el primer encuentro ante Checoslovaquia. Tres de los cinco goles del cuadro ‘borusser’ ante el Augsburgo llevaron su firma. Había una actitud despectiva; se cuenta que en 1970, cuando un equipo precursor del Barcelona Femení jugó su partido inaugural, se escuchó por el altavoz al comentarista decir, mientras las jugadoras corrían por la cancha: “Se le debe haber roto el sujetador”.