—Una cosa es que no quiera que te cases si veo que solo de pensarlo te está dando un brote psicótico, y otra muy diferente es que te empuje a los brazos del primer tío que pasa por tu vida. David: Creo que te refieres a los amish, no a los mormones. David: Según tu criterio eso no es motivo suficiente como para estar tan triste, así que algo más habrá. —pregunté tirando suavemente de Walter, el pastor alemán, que se había quedado rezagado oliendo un tronco—. Miré a mis pies, donde esperaban sentados, educados y jadeantes un pastor alemán, un bulldog francés y un dálmata. No contestó. —Vale, vamos a hacerlo al revés: Idoia es la mujer de la que más me he enamorado en mi vida. —Me refería a que te fueras al pazo de los abuelos, no a que viajaras sola por ahí. —Mi ex, repipi asquerosa —me burlé.
—Estás diferente —me dijo cuando llegamos a la puerta—. —Me apoyé en un tronco y silbé en dirección a los perros, que se estaban poniendo un poco cerriles—. —Soy virgen —me dijo. Tomándole prestada la expresión, en mi puta vida había sentido que me besaran en tantas partes de mi cuerpo. —le pregunté—. Aparte de que has perdido al amor de tu vida y eso… No estará muerto, ¿ —Sí. Me cabrea que no hayamos sido sinceros el uno con el otro. —Sí. Pero tengo más curros. Arqueó una ceja. —Tienes tres curros. Una sonrisa creció en sus labios hasta convertirse en una carcajada. —Dejó escapar una sonrisa dulce y condescendiente por igual. La sonrisa se derritió en mi boca. Si la indumentaria deportiva se caracterizaba por la sencillez y la sobriedad, los trajes del desfile de apertura fueron otro cantar. El carnaval de Badajoz se vive en sus calles, con abundantes profesiones y espectaculares desfiles, destacando el Gran Desfile de Comparsas. Tras un año de espera más de lo habitual, debido a la pandemia del Covid-19, los Juegos Olímpicos se celebran en Tokio, del 23 de julio al 8 de agosto de este año. Crucé a través del hueco entre dos setos y los animales me siguieron.
Otra vez se barría para casa y era Fumarel la encargada del diseño: blanco roto por el azul marino de la parte inferior de la chaqueta. Era…, era una salvaje, una bruja, una maga, una señora, una diosa…, todo junto, a la vez y por horas. —Es camarero en una cafetería de lunes a viernes. —Recojo en casa todas las mañanas, de lunes a viernes, a estos caballeros y a esta señorita —los señalé—, y después de un paseo y unos juegos, los llevo a casa. No sé tú, pero yo no soy muy de quedarme con las ganas de averiguar algo. Es que hasta ganas de comer hidratos me da. Posee instalaciones de producción que incluye un departamento de patronaje que le permite realizar cualquier patrón y escalado de tallas que el cliente necesite. La trastienda tenía, a su vez, una trastienda y, a juzgar por cómo estaba montada, diría que David pasaba más tiempo allí que en su casa…, si es que la tenía.
David sonreía y yo le devolvía el mismo gesto. Me miró como a un auténtico friki y le hice el gesto universal del dinero, por si no me había entendido. «Por favor, David, necesito escucharlo, sea como sea que quieras contármelo». —Modernas, David, modernas. No se había cortado el pelo y por supuesto no se había peinado. —¿Te… has cambiado el peinado? —Ya me entiendes. —¿ —¿Y eso por qué? —¿Por eso me propusiste vernos hoy? —¿Sabes qué tenemos en común los camareros, paseadores de perros y floristas? Al reconocer el espacio donde todos los días corrían y jugaban, los perros se movieron intranquilos, al menos hasta que desenganché sus correas y se lanzaron a la carrera, unos con otros, hermanos ya de tantos paseos a cuestas. Nunca sentí ni la mitad de lo que sentía cuando estaba con ella. Lo que sí sé es que yo esperaba que ella dijese otra cosa. —Ya, claro. —Ya, claro que sí. Escojo la otra opción, la que sea.
Compartimos gastos y cuido a Ada los ratos que a sus padres se les solapan los horarios de trabajo. —Júramelo —susurró Candela—. Júrame que te vas a Grecia sola. — Con chicas que no son ella. —Son mis clientes. —¿ —¿Cuál es el problema? —¿Iván también tiene otro curro? —¿El tipo de cotización en la Seguridad Social? —No me refiero a ese tipo de libertad. —Dame un titular. —No voy a darte un titular. —No lo conoces, Margot. Margot me miró indignada, pero rebajé sus humos con una carcajada. —Y a mí que tú vayas a llevarte una mochila al viaje, pero lo he dicho por decir. —A mí no me importa, pero… estás sangrando. Algo de verdad. Algo que me asustaba preguntarme a mí misma si yo lo sentía por él. Me di cuenta de que no me apetecía y la dejé en la mesa alta, donde ella estaba apoyada. David: Yo por ella me hacía hasta mormón. David: ¿Es por eso por lo que estás triste? David: Así me gusta, color madrid fingiendo que tienes más planes. Margot: Aún estoy decidiendo si eres imbécil o… David: Lo otro. Margot: Hombre, con ese móvil que tienes estás a un paso de hacer tu propia mantequilla.